BOGOT. El crecimiento del PIB de Colombia se desplomó el año pasado, cayendo a solo el 0,6% desde el 7,3% en 2022. Esta rápida disminución de la expansión económica era en gran medida esperada, pero el alcance de la disminución de la inversión fija del país fue sorprendente, cayendo al nivel más bajo desde 2005. Diecinueve años después, con un gobierno en dificultades, los colombianos esperan volver a un alto crecimiento y un menor desempleo. ¿Lo conseguirán?
El aumento de las tasas de interés y una tasa impositiva corporativa que se encuentra entre las más altas del mundo ayudan a explicar la caída masiva de la inversión fija; en términos reales la caída fue sólo del 17,8% del PIB del país, pero son sólo una parte de la historia. La creciente incertidumbre económica y política también ha desempeñado un papel importante, mientras el presidente Gustavo Petr enfrenta un momento crucial en su mandato de cuatro años para lograr que el Congreso al menos algunas de sus reformas clave sean aprobadas.
Ante las crecientes dudas derivadas de los prolongados debates sobre las reformas estructurales, el gobierno ha avivado aún más la incertidumbre al anunciar medidas controvertidas en sectores económicos estratégicos, al tiempo que impulsaba la idea de una nueva Constitución. Todos tienen implicaciones complejas tanto para la inversión como para las perspectivas de crecimiento de Colombia. El 2 de mayo, la OCDE instó a las autoridades a implementar políticas para reactivar la inversión, al tiempo que pronosticó una escasa expansión del PIB del 1,2% para 2024.
Reformas esperadas
El gobierno de Petro invirtió y gastó su capital político en tres ambiciosas reformas estructurales. La reforma de la atención de salud ha enfrentado una fuerte oposición técnica y política mientras intenta implementar un modelo completamente nuevo. Aunque el Congreso rechazó recientemente la propuesta, el gobierno planea introducir una versión más concisa, aunque con los mismos objetivos. En consecuencia, las inversiones en el sector sanitario permanecen en gran medida estancadas, a la espera de que se resuelva esta incertidumbre.
La reforma del mercado laboral tiene como objetivo proteger a los trabajadores formales, la minoría, aumentando el valor del empleo formal. Según nuestros cálculos de Fedesarrollo, se espera que la reforma elimine alrededor de 400.000 empleos formales y no abordará los problemas más apremiantes del mercado laboral del país: el alto desempleo y la alta informalidad. En todo caso, la reforma probablemente exacerbará ambos problemas. La incertidumbre que rodea a estas reformas tan controvertidas e inoportunas disuade aún más la inversión.
Finalmente, la reforma de las pensiones intenta resolver los muchos problemas del actual sistema de pensiones de Colombia, que cubre sólo al 25% de las personas mayores y dirige el 54% de los subsidios de las pensiones públicas al 20% de personas con mayores ingresos; el 20% inferior sólo obtiene 5. %: Continúa el debate sobre el tamaño del apoyo público y el hecho de que la reforma no ajusta parámetros clave como la edad de jubilación y la tasa de reemplazo. Además, las disposiciones para las mujeres, que pueden recibir sólo 850 semanas de pensión en lugar de las habituales 1.300 semanas de pagos de pensión, probablemente encarecerán significativamente las reformas, ejerciendo más presión sobre el limitado espacio fiscal del gobierno. A pesar de estas preocupaciones, el Senado aprobó recientemente la reforma y es probable que sea aprobada en la Cámara Baja.
Medidas gubernamentales
La administración de Petro ha aumentado la incertidumbre con anuncios y medidas que han afectado negativamente al menos a tres sectores clave: petróleo y gas, minería e infraestructura. Los sectores del petróleo, el gas y la minería fueron los más afectados por la reforma tributaria de 2022, representando más del 50% de los nuevos ingresos tributarios estimados (alrededor del 1% del PIB anual). El gobierno ha bloqueado nuevos contratos para la exploración de petróleo y gas, y Petro ha comparado desfavorablemente el petróleo y el carbono con la cocaína, enviando una señal desalentadora a los posibles inversores.
En infraestructura, el gobierno decidió el año pasado no aumentar los peajes para compensar la inflación, a pesar de que dichos ajustes están claramente detallados en los contratos público-privados. Abandonar este punto le ha costado financieramente al gobierno, ya que ahora tiene que compensar la pérdida de ingresos frente a los contratistas privados. El valor del autor es mayor. Este incumplimiento unilateral socava la confianza de los inversores actuales y futuros en el gobierno y su voluntad de cumplir sus obligaciones contractuales. Aunque la administración de Petro ha discutido la promoción de una nueva ronda de asociaciones público-privadas (los llamados proyectos «5G»), las perspectivas parecen sombrías en el entorno actual.
El presidente Petro anunció la intención del gobierno de revisar la Constitución de 1991, aparentemente para garantizar que cumpla con sus objetivos fundamentales. Si bien la mayoría de los analistas políticos creen que esta propuesta está muerta desde su llegada, la mera discusión sobre la redacción de una nueva Constitución sugiere que existe una posibilidad pequeña pero real de un nuevo conjunto de nuevas reglas para los inversores privados. Ésta es otra posible barrera al crecimiento de la inversión.
Efectos del crecimiento
Fedesarolo desarrolló varios escenarios para predecir el crecimiento del producto potencial de Colombia a diferentes tasas de inversión a largo plazo. Nuestro escenario bajo supone que la tasa de inversión fija se mantiene en el actual 17,8% del PIB, lo que lleva a una tasa de crecimiento a largo plazo de aproximadamente el 2,3%. El escenario medio supone una recuperación de la inversión en petróleo y gas y en infraestructura, aumentando el nivel de inversión al 19,6% del PIB y elevando la tasa de crecimiento a largo plazo al 2,9%. El escenario alto supone que la tasa de inversión aumentará al 23,1%, similar al pico observado a principios de este siglo, elevando potencialmente la tasa de crecimiento a largo plazo de Colombia al 4%.
Si se aceleraran las tasas de crecimiento a largo plazo del 2,3% al 4%, los ingresos se duplicarían aproximadamente cada 17 años, en comparación con cada 30 años. Esto reduciría casi a la mitad el tiempo que le tomaría a Colombia alcanzar la condición de país de altos ingresos. La aceleración económica se traducirá en una creación de empleo más rápida, mejores servicios públicos y reducciones más rápidas tanto de la pobreza como de la pobreza extrema. Estas mejoras son fundamentales para el bienestar del pueblo de Colombia.
¿Que sigue?
Si bien el gobierno ha demostrado responsabilidad fiscal, en particular eliminando costosos subsidios a la gasolina con aumentos de precios de más del 60% y adhiriéndose a reglas fiscales, estas acciones por sí solas no son suficientes para garantizar un crecimiento económico sostenible. El reciente anuncio del gobierno de flexibilizar las reglas fiscales es innecesario y contraproducente.
El crecimiento a largo plazo depende no sólo del logro de objetivos fiscales, sino también del mantenimiento de un entorno regulatorio estable. Los inversores generalmente están dispuestos a aceptar riesgos, pero evitan la incertidumbre. Después de 20 meses en el cargo, el legado de crecimiento y empleo de Petro permanece, y el gobierno todavía tiene la oportunidad de volver a encarrilar la economía y el país en su conjunto.
Etiquetas: Colombia, Gustavo Petro.
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