04 julio 2024
Por Christopher Carey
Bogotá, la capital de Colombia, ha sido reconocida por sus «acciones audaces» para proteger a ciclistas y peatones a través de una serie de intervenciones urbanas tácticas.
Durante la última década, la ciudad ha realizado una serie de cambios para promover la movilidad sostenible y mejorar el espacio público, incluida la ampliación de la infraestructura para peatones y ciclistas, lo que, según afirma, ha reducido los accidentes viales y la contaminación.
La ciudad fue reconocida recientemente por sus «esfuerzos ejemplares en seguridad vial» como uno de los cuatro ganadores de los Premios Bloomberg Philanthropies a la Excelencia en Seguridad Vial 2024.

“Utilizando estrategias de urbanismo táctico, Bogotá ha transformado exitosamente espacios públicos, revitalizado espacios en desuso y rediseñado espacios viales durante casi una década”, afirmó la Secretaria de Movilidad de Bogotá, Claudia Díaz. Ciudades hoy.
“Programas como Plazoletas y Barrios Vitales han jugado un papel crucial en esto.
“A través de estas estrategias se crean o restauran nuevos espacios públicos para facilitar los encuentros e interacciones entre vecinos y visitantes, aumentando la seguridad vial y el atractivo y habitabilidad de estos espacios”.
Distritos vitales
Barrios Vitales, o «Barrios Vitales», son una estrategia para priorizar modos de transporte sostenibles y mejorar el acceso a las áreas urbanas limitando el tráfico motorizado a través de los vecindarios.
El proyecto es un componente clave de la estrategia de desarrollo urbano y movilidad sostenible de la ciudad y se ha implementado en cuatro distritos hasta la fecha, con planes de expandirse a 29 más para 2035.
La ciudad ha instalado infraestructura para bicicletas, cruces peatonales y carriles temporales de carga y descarga para las entregas, lo que, según Díaz, ha tenido un impacto directo en la reducción de accidentes y contaminación.
“En el primer Barrio Vital implementado en San Felipe los accidentes de tránsito disminuyeron en más de 44 por ciento y las emisiones de contaminantes al aire disminuyeron en 37 por ciento”, agregó.
El uso del transporte público también aumentó un 81 por ciento en San Felipe, mientras que la micromovilidad y el uso de bicicletas aumentaron un 82 por ciento.
Los resultados de los otros tres distritos se esperan para finales de este año.
Asimismo, a través del proyecto Plazoletas, lanzado en 2016, la ciudad transformó más de 21.000 m2 de espacio público anteriormente utilizado para el tránsito vehicular, estacionamiento u operaciones logísticas, con 16 plazas que ahora sirven como espacios sociales peatonales para los residentes de la ciudad.
«Los proyectos urbanos estratégicos son intervenciones de bajo costo que transforman rápidamente las carreteras y los espacios públicos para un uso mejor y más seguro», añadió Díaz.
Zonas de carga
Como parte de Barrios Vitales, la ciudad también implementó una estrategia de zona de entrega.
«Nuestra fase de análisis de campo mostró que las operaciones de carga y descarga se estaban dando sin restricciones frente a edificios comerciales o institucionales, ocupando espacio en aceras, ciclovías o vías públicas», dijo Díaz.
«Los desafíos asociados con esta situación incluyeron la congestión del tráfico, la reducción de la capacidad de las carreteras y las interrupciones del transporte público».
Las zonas dan a los operadores una ventana de 30 minutos para cada entrega/recogida, con ciertos criterios utilizados para la ubicación, incluido el nivel de disponibilidad de camiones y agrupación de establecimientos comerciales.
La ciudad también fomenta el uso de entregas en bicicleta, entregas al día siguiente y control de acceso según el tamaño del vehículo.
«Las zonas de carga y descarga son una reorganización estratégica del espacio público. estas estrategias apuntan a mejorar las condiciones del tránsito, garantizar la seguridad vial, optimizar las operaciones logísticas y minimizar el impacto ambiental”, agregó Díaz.
Imagen: Ciudad de Bogotá